Fuerza Patria Misiones presentó su lista de candidatos a diputados nacionales con un discurso combativo y opositor, pero el telón de fondo revela otra historia. Al frente de la lista aparece Cristina Brítez, una de las dirigentes más alineadas con Cristina Fernández de Kirchner, hoy condenada por corrupción y bajo arresto domiciliario con tobillera electrónica.
Lejos de tomar distancia, Brítez y su equipo político han defendido una y otra vez a la ex vicepresidenta, incluso luego de los fallos judiciales que la hallaron culpable de direccionar fondos públicos. Mientras la Justicia avanzaba, los referentes de Fuerza Patria se dedicaban a victimizarla, presentar causas como persecución y blindarla políticamente. ¿Ese es el tipo de representación que merecen los misioneros en el Congreso Nacional?
La lista completa está integrada por militantes que han hecho carrera bajo el paraguas del kirchnerismo: Martín “Pájaro” Ayala, Magdalena Escurdia, Raúl Arévalos, Myrian Meza y Gabriel Mauricci. Todos han sido funcionales al relato que naturalizó el saqueo institucional, la impunidad selectiva y el clientelismo como forma de hacer política. No solo no han roto con ese pasado: lo reivindican.
Desde Fuerza Patria aseguran que buscan “poner freno al ajuste”, pero fueron parte de una estructura que, durante más de una década, ajustó a través de la inflación, estatizó para beneficio propio y repartió poder con una lógica de amigos y enemigos. Hoy, mientras Argentina se desangra entre crisis sucesivas, pretenden volver a sentarse en el Congreso como si fueran una alternativa ética.
Cristina Brítez fue una de las principales defensoras del memorándum con Irán, del blindaje a Boudou, del lawfare como excusa para tapar delitos reales. Su silencio ante la corrupción kirchnerista fue constante, su lealtad inquebrantable. ¿Qué garantías puede ofrecer al pueblo misionero una diputada que nunca se animó a romper con un modelo corrupto, y que sigue apostando a quienes hoy enfrentan condenas?
El mensaje de Fuerza Patria es claro: el pasado no solo no pesa, sino que los enorgullece. La corrupción no es un error, es parte de su ADN político. Y quieren exportarla al Congreso como si los argentinos no hubieran aprendido nada.