Mientras el país se desmorona, el litoral espera

Me despierto a la mañana en Posadas con los ruidos habituales: colectivos pasando temprano, los comedores ya encendiendo hornos y el comercio atendiendo la rutina eterna. Al recorrer los portales locales me encuentro con titulares que repiten dramas: tarifas disparadas, obras paralizadas, productores yerbateros protestando, hospitales colapsados y calles que no se asfaltan nunca.

Mientras tanto, en el gobierno nacional siguen releyendo discursos de “saneamiento macroeconómico” como si fuera un ritual —ignorando que el ajuste que piden ellos desde arriba dispara la miseria desde abajo. En cada rincón del país que no es Buenos Aires, eso se siente como un abandono: vaciamiento de fondos, promesas de coparticipación que nunca llegan, y una transferencia brutal de recursos hacia los grandes centros, mientras las provincias siguen sosteniendo la estructura básica de la nación.

🔍 Panorama socioeconómico de Misiones

  • En el sector industrial y agropecuario, vemos cómo el yerbato orioducta (yerba mate, té, tabaco) sufre por falta de financiamiento, políticas de exportación hostiles y competencia importada que aplasta precios locales.

  • El empleo formal se achica, y los sectores informales crecen. Jóvenes que se insertan con changas, sin aportes, sin seguridad social.

  • En salud y educación, faltan insumos, camas, docentes; las escuelas rurales cierran y los hospitales luchan con desabastecimientos.

  • Las rutas que se prometieron arreglar siguen siendo piedras, los puentes se caen y los caminos interiores están abandonados.

  • Mientras eso sucede, se ve con estupor cómo el Estado nacional entrega beneficios fiscales a corporaciones exportadoras, recorta subsidios esenciales o condiciona transferencias provinciales a su modelo ideológico.

🛑 Los reclamos que Misiones no puede callar

  1. Coparticipación real y justa, con responsabilidad federal efectiva, no migajas condicionadas.

  2. Fondo de compensación estructural para provincias productoras que sufren costos logísticos elevados —Misiones es frontera, producción, eco-región— y no puede competir en igual condiciones con regiones centrales.

  3. Políticas activas de estímulo industrial regional, con crédito, inversión pública, tarifas subsidiadas, para que nuestras PyMEs no cierren.

  4. Atención prioritaria a salud rural y hospitales públicos, con recursos, profesionales estabilizados y redes de abastecimiento.

  5. Infraestructura que conecte, caminos rurales, puentes seguros, rutas internas que saquen la producción, no la aislen.

  6. Protección al trabajador informal, reconversión laboral, programas de formalización, salarios dignos; que no caiga solo el ajuste sobre quienes menos tienen.

🌐 Y frente al discurso nacional…

Mientras el gobierno nacional celebra acuerdos financieros con organismos internacionales, anuncia rescates y negocia swaps, en Misiones queremos ver si esas medidas llegan acá. Queremos saber si esas “soluciones estructurales” contemplan las geografías del norte, de las fronteras olvidadas, de los pueblos quebrados. No pedimos privilegios injustos: pedimos que la nación nos incluya de verdad.

No somos la excepción ni el costado rural pintoresco para fotos presidenciales. Somos parte central del país y también del problema. Y para reconstruir, primero tiene que reconocerse el abandono: que los anuncios no queden en los diarios nacionales, sino que bajen a las provincias con inversión, recursos y transformación real.

Porque mientras el país se derrumba hacia el centro, los que vivimos en el litoral esperamos que el nuevo modelo no nos siga pasando por encima.
Misiones no será el costado del olvido.
Que lo vean, que lo escuchen, que lo hagan parte.